Nos encontramos en un
momento de incertidumbre en muchos aspectos, social, económica, laboral,
político, etc. Pero para mi, hay algo que además agrava y mucho la situación, tenemos
una crisis de valores muy importante, tenemos a los tres pilares del país el ejecutivo,
el legislativo y el judicial, tocados y
eso es muy peligroso.
Las decisiones del gobierno
solo están dirigidas en aumentar la presión sobre los contribuyentes, en vez de
proponer soluciones que adelgacen la maquinaria gubernamental. La clase
política esta distante de la ciudadanía, los casos de corrupción hacen que cada
vez se crea menos en ellos y aparezcan como una “casta” distante de sus
votantes. Los diputados en las cortes nacionales o autonómicas solo se dedican
a la maldita frase del “y tú más”, y a proteger el bipartidismo como único
modelo de política. No vemos en la justicia el amparo necesario para sentirnos
verdaderamente protegidos, excarcelaciones aplicadas a personas con delitos de
sangre como el caso Bolinaga provocan mas distanciamiento entro lo legal y lo
justo, cuando deberían de ser líneas paralelas.
Cada vez se hace más necesaria
la regeneración democrática. El candidato a cualquier puesto de responsabilidad
tiene que responder ante las personas y no ante el partido.
Lo que los ciudadanos demandan a los partidos
políticos es que tanto los órganos internos de los mismos, como los
representantes en las instituciones, sean personas competentes, diligentes, e
inquebrantables en su honestidad y honradez. Que conozcan la parcela que
ocupan, que sepan conducir y dar soluciones a los que representan. No sirve el
mero hecho de tener un carné del partido con mucha antigüedad si su capacidad
de resolución es poca. Y ser honrado y honesto no solo es no ser corrupto, ser
honrado y honesto también es cuando te ves incapacitado para conducir la nave o
el trabajo encomendado ser capaz de dejar que alguien mas capacitado tome las
riendas. Ahí también tiene que intervenir la capacidad del “jefe”, donde se
ve quien es líder y quien no lo es, quien es un verdadero líder y quien
es una marioneta al servicio de los intereses de determinados lobbys de
presión.
En UPyD tenemos la
obligación de trabajar por y para el ciudadano, pero de verdad, no de boquilla.
La gente que nos afilamos a este partido tenemos que ser los garantes tanto del
Manifiesto Fundacional como del Manifiesto de Regeneración Democrática. Los
ciudadanos, tanto los que nos votan como los demás, así nos lo exigen y a ellos
debemos responder, solo ante ellos. Tenemos que convencer a los ciudadanos con
hechos, con actitudes y con propuestas creíbles.
En definitiva con honradez, honestidad
y trabajo.
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